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Mostrando entradas de enero, 2020

La soledad que no quería quedarse sola.

La soledad tenía miedo de quedarse sola,  de mirarse al espejo y no hallar el reflejo. Quería besarse las sombras quería acariciarse los vértices,  las esquinas, pero no encontró ninguna. Entonces comenzó a temer a conocer ese sentimiento de vacío, donde la inmensa tristeza baila en la nada  y las acaloradas depresiones suben y bajan  cual marea en el mar. La soledad temía por ella en que su estado permanente fuese la locura, la llanura de lo intangible la espesura de lo indecible. Así que dando el salto de gracia  busco a donde ir a parar en otro cuerpo no tan solo, no tan hueco, ni con eco; Un cuerpo donde a la soledad  se le permitiera iniciar su revolución algo menos sobrio, menos gótico y un poco más caótico. Un lugar donde deje huellas pero no la piel,  ya se cansó de ellas. Un compañero,  que le hiciera cambiar de opinión, Que le mostrara los colores,  esos que di...

Hija de mi padre

Como hija de mi padre le he aprendido un millón (por así decirlo) de cosas buenas, y otro millón malas también. Sin embargo, con el pasar de los años he luchado contra aquellos patrones de conducta que sabía debía cambiar por mi bien, como el victimizarme tal como lo hacía él para justificar su carácter y temperamento colérico con arranques de ira diciendo que era por culpa del alcohol; y aunque en parte así era, la verdad es que era un circulo vicioso. Arranque de ira (por cualquier cosa), ir a beber, regresar con otro arranque de ira, justificarse, sentir remordimiento, ir a beber por la culpa y así sucesivamente. Pero, así como hubo esos momentos malos y completamente desagradables, también, hubo momentos llenos de amor y felicidad. Momentos a los que me apego para hacerme creer que al menos mi infancia y juventud no fueron tan caótico como en verdad lo fueron. Espero que no crean que me engaño, pues no es así, solo decido hacer crecer en mí esos bellos momentos a vivir atada a lo...