Sentido de pertenencia



Hay una necesidad inquietante entre la mayoría de los seres humanos y es la del sentido de pertenencia.
No me vengan con mamadas como "Yo me pertenezco a mí misma, a ningún hombre" o "No soy de nadie"... y más cosas por el estilo.
El sentido de pertenencia data del principio de los tiempos y no se refiere al hecho de que otra persona sea tu dueño (a), no, pues se refiere al hecho de sentirse acompañado, apoyado, por otras personas que comparten las mismas ideologías que tú.
El creerte solo en este mundo, dueño de ti mismo, sin sentido de pertenencia es lo más vacío e hipócrita que existe.
No importa cuando grites las frases anteriores si eres parte de un club social, un movimiento feminista, una religión, una familia o tienes un conjunto de amigos, ya que si creas lazos con alguno de los antes mencionados te informo que estas en busca de un sentido de pertenencia.
Ahora bien, la antítesis de esto, el creer que tu esposo, novio, novia, amante, dominante, religión, líder político, amigos, familia, etc. son tus dueños.
Un dueño es aquel o aquella que poseen algo, ya sea material, emocional o personal.
El que una persona le diga a otra "Yo soy tu dueño" literalmente con toda la intención posesiva y manipuladora está mal. Hay una línea invisible que los jóvenes no están viendo y es el hecho de que películas, libros, series o canciones romantizan y minimizan el impacto real de una frase.
En la búsqueda de pertenencia la juventud de hoy cae en las garras de la perdida de ellos mismos, si bien, el pertenecer a algo no te quita el derecho de individualismo y de crecer intelectual, emocional o sentimentalmente apoyado por los demás. 
El hecho radica que muchos otros se aprovechan de ello para imponerse, como la persona que no deja salir a su pareja a un evento social si él o ella no van, o la religión que te impide visitar otro "edificio" de otra religión porque es pecado, o las amigas feminazis que te dicen que debes vestirte o actuar como ellas para encajar si no, estas mal, el jefe que se aprovecha de tu economía para exigirte más trabajo o el novio que ya no te deja hacer tal o cual cosa por celos, que te aleja de tu familia o de tus propias amistades.
Y así nos podemos ir, una gran lista de ejemplos en donde podemos ver la diferencia entre el sentido de pertenencia a que alguien nos posea.
Ojalá que los escritores podamos entender la clara diferencia entre estas dos cosas y no romantizar el abuso de poder de una persona sobre otra. Dejar claro que el decir me perteneces no significa que es algo literal sino más bien un acto simbólico de amor puro entre dos personas, donde ninguna de ellas pierda su autonomía ni libertad. Donde está mal adoptar malos hábitos para querer encajar en un grupo social o donde la religión no nos separe como seres humanos si no todo lo contrario por qué pues.  ¡Nacimos libres, somos libres!


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